Canción Estrellada estaba sentado en la puerta de su tienda. Soltaba
una bocanada de humo de su pipa. Era aquella hora en que el día se
vuelve noche. El sol ya se había ido y la luna aún no había llegado. Yo
me sentía cansado, había acabado de llegar de la ciudad y estaba
bastante molesto con una serie de problemas personales. Hacía días
andaba malhumorado. “Hay momentos en que dan ganas de desaparecer”,
lamenté la suerte cuando pasé al lado del chamán. “Huir del mundo no te
hará escapar de la vida”, me respondió con una sonrisa irónica. Me callé
e intenté seguir. Apenas quería bañarme y dormir, pero él me mandó a
sentar. “Hoy voy a enseñarte sobre la Puerta del Sur” dijo, y en seguida
me pasó su pipa para que fumaramos juntos, en señal de confianza y
respeto. Agarró su tambor de dos caras para marcar el ritmo de una
sentida canción nativa. Cerré los ojos y me dejé envolver en aquel
ambiente de paz. “En la Tradición del Camino Rojo, la Rueda de la Vida –
o Rueda de Cura, pues la vida no es más que un infinito proceso de cura
del espíritu, según la justa medida de su evolución – posee cuatro
portales, representados por las direcciones magnéticas del planeta.
Generalmente me gusta comenzar por el Este, en donde habitan los
antepasados que aprendieron a cavalgar con el viento. No obstante,
contigo voy a comenzar por el Sur”, explicó. Antes de que tuviese tiempo
de preguntar el motivo me dijo: “Existe una necesidad urgente de que te
desnudes del personaje que creaste en la vana ilusión de protegerte de
todo y de todos; te engañas al intentar mostrar que eres fuerte, pues
allí habita tu debilidad. Esto hizo con que hayas abandonado tu
verdadera fuerza. Todo lo que no hace parte de nosotros, incomoda por
inadecuación”.
Blog dedicado a todas aquellas personas que desean conocer sobre la masonería, así como También a quienes admiran a los TEMPLARIOS "la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón." Dos instituciones muy diferentes actualmente. La Verdad es y será tu propia verdad, aquella lux que se obtiene investigando y viviendo esta hermosa experiencia. Los textos ofrecen conocimiento, la experiencia Sabiduría.
sábado, 25 de marzo de 2017
La Vida Exige ligereza...
“Cuanto menos necesito más libre soy. La libertad trae consigo la ligereza de espíritu”, me dijo un anciano y sabio chamán , sentado alrededor de una fogata una noche en la víspera de Pothlach. Canción Estrellada (era su nombre) -como fue conocido después que descubrió su don de iluminar el camino a las personas de su clan a través de la palabra, cantada o no, como una linterna de proa que muestra las olas que se acercan- me explicaba con paciencia la ceremonia del día siguiente, donde cada uno donaría un objeto de su estimación.
El desapego de los bienes materiales es un buen ejercicio para renovar ideas y conceptos que, a veces, al estar obsoletos, interfieren en nuestra jornada. La simbología del ritual consiste en que cada uno vea y entienda la necesidad de renovarse emocional, intelectual y espiritualmente. Al renunciar a algo que estamos apegados, aprendemos a transformar sentimientos y pensamientos que, al guardarlos inutilmente, se vuelven pesados e interfieren en nuestro caminar. Entendemos que todo puede ser diferente. La vida exige ligereza.
Para seguir adelante en el infinito y fantástico sendero de la vida tenemos que entender su flujo para que nunca se interrumpa, o nos volveremos amargados al percibir que los demás siguen el viaje mientras estamos atados al entretejido de cosas innecesarias.
“Ofrecer un objeto que no sea realmente valioso es manchar la propia dignidad, defraudar el ritual y a la vida. Es como fingir un sentimiento. Se puede engañar a un hermano, pero jamás engañamos al Universo, que como respuesta nos niega el permiso para proseguir hasta que el error sea reparado. Vivir es aprender, transformar, compartir y seguir. Compartir lo mejor de sí es la única forma de prepararse para las nuevas riquezas que la vida tiene para brindarnos”.
Estimular en sí mismo el deshacerse de un objeto valioso es preparar la transformación de la visión. Alinear los deseos primarios del ego con las necesidades sutiles del alma exige desapego y coraje, sabiduría y amor. Es pura luz.
Alquimistas Modernos
Uno de los grandes sueños de la humanidad, a través de los tiempos,
ha sido transformar el hierro en oro. El otro es la imortalidad. Así, la
humanidad ha atravesado los siglos alimentando la ambición de vivir
para siempre, de manera ostentosa y sin el esfuerzo del trabajo
cotidiano. Bastaría un pedazo de metal barato dentro del calderón en
ebullición para transformarlo en el producto más antiguo y precioso
para que el mercado se enterara de la noticia. Castillos lujosos, comida
en abundancia, todos los placeres para siempre.
Existe una buena cantidad de literatura medieval sobre aquellos
científicos que sobrevivieron a las explosiones y al tiempo. Textos con
criptografías próprias y en códigos para que apenas los iniciados en
asuntos esotéricos fueran capaces de leer. Para algunos el motivo del
secreto era resguardar la fórmula que garantizaría la transformación y
la fortuna, pues si el valioso metal estuviera a disposición de todos
perdería su noble valor. Para otros todo esto es una gran tontería.
El hombre vive a través de los siglos conforme su nivel de conciencia
trayendo para sí las exactas experiencias esenciales de acuerdo con su
aprendizaje. Culturas distintas se mezclan a propósito para aprender y
enseñar entre sí. Como una cadena invisible, la humanidad crea eslabones
de libertad y unidad.
La vida nos muestra que la evolución es hija de la transformación. El
mundo se renueva y avanza con los cambios operados sobre su propio eje.
Una sociedad o tribu apenas mejora su entendimiento sobre todas las
cosas cuando cada uno de los miembros modifica verdaderamente su forma
de ver y actuar sobre algo. Cualquier cambio impuesto más allá de las
fronteras de la conciencia es frágil y pasajero.
En resúmen, desde siempre hemos entendido, o deberíamos entender, el valor de las transformaciones o la esencia alquímica.
Falta decodificar la piedra filosofal y el elixir de la vida.
Los alquimistas siempre tuvieron fama de ser sujetos extraños e
inteligentes. O, por qué no, locos. Pienso que continúan siendo así, al
menos los verdaderos alquimistas. Por qué titularían de piedra filosofal
el secreto que transforma el hierro en oro? Por qué usar el término
filosofía en una cuestión puramente financiera o científica?
domingo, 19 de marzo de 2017
El Problema no es el Problema...
El problema no es el problema, se trata mas bien de la incapacidad
de proseguir ante la adversidad. Es la pérdida ante la posibilidad de
transformación, una decisión puramente interna, que depende solamente de
uno mismo.
Tú tendrás dos interlocutores durante el proceso: el ego que te hará
sentir agraviado, para asegurarse de que no era digno de acontecimientos
difíciles y aplicará la más insalubre prisión: la victimización. Por
otro lado tenemos el alma, el espíritu eterno que somos, que ansia la
evolución y que sabe que la covardia no cambia la realidad.
La dificultad es grave? Muerte, enfermedades con secuelas
irreversibles, amores que se van, quiebras dolorosas… Y entonces?…
Imposible revertir la situación externamente? Puede ser la Vida misma
mostrándonos que los cambios deben hacerse internamente.
No, no es fácil y nadie afirma lo contrario.
Hablas así porque no sucedió contigo, gritarían muchos. No lo fue, o
por lo menos no de esta vez. Todos, sin excepción, enfrentarán sus
batallas.
Cada uno tiene los problemas en la exacta medida y según la necesidad
de su evolución. El ego de quien sufre tiene una enorme dificultad para
entender esto. Al final todos somos buenos y casi perfectos, no es así?
Si y no. Todos caminamos hacia la plenitud, sin embargo el camino es
largo y se vuelve tortuoso en la medida en que el caminante insiste en
pisar mal. La falta de entendimento sobre la manera correcta de andar
hace que el viaje sea más difícil y demorado. Quieres cambiar el camino?
Basta cambiar la manera de caminar. Entiende que durante la travesía
puedes arrastrarte o volar y esta elección sólo a ti corresponde. Pies o
alas? Es necesario entender, evolucionar y transformarse a sí mismo.
Las tradiciones chamánicas, que buscan la sabiduría en la naturaleza, lo
llaman la lección de la mariposa. El poder está dentro de ti.
Así de simple? Si y no.
sábado, 18 de marzo de 2017
La Cura por la Verdad
Los pueblos nativos americanos, adeptos al chamanismo, tienen un
símbolo sagrado llamado “Rueda de Cura o Rueda de la Vida”. No en vano
entienden que vivir es un proceso infinito de cura; transitar en belleza por el infinito camino de la vida,
según palabras de un anciano Navajo. El símbolo tiene la sagrada misión
de recordarnos que, a través de nuestras relaciones, vamos a encontrar
el remedio o el veneno para nuestros dolores. En la medida en que
aprendemos quiénes somos y pacificamos nuestra convivencia con todo y
con todos avanzamos un aro en la Rueda de la Vida. Nos volvemos más
fuertes para seguir adelante.
Cierta vez oí de un sabio monge tibetano que el Budismo no era
religión, ni tampoco filosofía. El Budismo es convivencia social,
aclaró, pues toda teoría sólo tendrá algún valor si se aplica en las
relaciones cotidianas. Conocimiento que no es vivido es como pan en la
vitrina que aunque llena los ojos, no sacía el hambre.
La vida no es más que un proceso continuo de cura. La razón de vivir
es puramente cicatrizar las heridas emocionales, extirpar tumores
sicológicos, sanar dolores afectivos. Sólo así seremos plenos,
verdaderamente felices. Antiguas y actuales relaciones a menudo hieren y
maltratan de tal manera que, si lo permitimos, el sufrimiento se
instala como si allí fuera su casa eterna. Todos los que pasan por
nuestras vidas, en mayor o menor grado de intensidad, son nuestros
maestros pues traen situaciones, agradables o no, que permitirán
florescer lo mejor que hay en nosotros, desde que tengamos coraje,
sabiduría y amor para buscar las respuestas en la fuente de toda verdad.
Esta luz está dentro de ti. No es fácil y no siempre el primer
encuentro es agradable, ya que com frecuencia usamos el artificio de la
ilusión para personificar quién quisiéramos ser, con la vana esperanza
de que esto atenue nuestros dolores. Es la mentira que nos contamos a
nosotros mismos lo que nos impide la cura. Es indispensable despojarse
del personaje social que creamos, que al ser irreal, atrasa nuestro
encuentro con la verdad, retardando el deseado tren rumbo a las tierras
altas de la plenitud. Para ser feliz es necesario ser todo. Ser todo
solamente es posible si viajamos en el vagón de la verdad.
jueves, 16 de marzo de 2017
El arte de estar suspendido en el aire
Cuando entré a la Orden tenía la errónea idea de que la vida en el
monasterio era solamente contemplativa, alejada de todas las impurezas
del mundo como manera de mantener a los monjes puros. Aunque había un
periodo inicial de recogimiento para la adecuada iniciación, de mucho
estudio y meditación, pronto éramos enviados de vuelta al mundo como
método eficaz de conocimiento y perfeccionamiento de sí mismo. El Viejo,
como cariñosamente llamábamos al monje más antiguo de la Orden, solía
decir que “lo sagrado no está separado de lo mundano, sino oculto en
él”. Es en la convivencia común de lo cotidiano que podemos entender
mejor nuestras reacciones y las asperezas que aún nos hace sangrar.
Limarlas es el perfeccionamiento necesario; el perfeccionamiento lleva a
la transformación; la transformación se traduce en evolución. Los
periodos de soledad y reflexión son tan fértiles como las fases de
convivencia social o profesional. En verdad, son partes distintas de una
misma clase. Ellas se diferencian para complementarse.
En aquella época, cada vez que regresaba al monasterio llegaba muy
afligido emocionalmente. Esa vez no fue diferente. A pesar de que la
Orden costeara sus propios gastos con los famosos chocolates artesanales
confeccionados en una de sus cocinas y vendidos para apreciadores que
aguardaban en larga fila de espera, la OEMM es una orden esotérica que
tiene entre sus premisas el valor del trabajo y la independencia
financiera de sus monjes, como son denominados sus miembros. Por esto,
todos tienen empleos, son profesionales liberales o empresarios. Hasta
el mismo Viejo viajaba bastante para dar conferencias en muchos lugares.
Ir al mundo siempre renueva y trae un buen y rico material para el
estudio de sí mismo. Aquella vez había sido peor. Yo estaba muy tenso.
Mi firma tenía fuerte competencia por nuevas empresas que prometían más
por menos y el mercado se mostraba receptivo a ellas. La quiebra era el
miedo que estaba al acecho. El Viejo percibió mi irritación y
dispersión. Yo le expliqué lo que sucedía. Él dijo: “Si diste lo mejor
tan sólo aguarda la respuesta del universo con serenidad”. Aquellas
palabras me irritaron pero me controlé y le dije que no tenía la menor
duda de haber hecho todo lo posible. Le expliqué que mi desequilibrio
era grande y en el monasterio sería más fácil apaciguar el corazón. El
monje meneó la cabeza demostrando que entendía. El Viejo me dijo con
calma: “Aunque algunos lugares sean centros de anclaje de energía, no es
necesario ir a ningún lugar para conversar con la propia alma. Para
encontrarte contigo mismo el silencio es el mejor lugar”. Le dije que
estaba tenso y que mis noches eran mal dormidas. El Viejo cerró los ojos
como si buscara algo en las gavetas de la memoria y recitó un pequeño
poema: “Aprende a confiar en lo que está sucediendo. Si hay silencio
deja que aumente, algo surgirá. Si hay tempestad, déjala rugir, ella se
calmará”.
sábado, 11 de marzo de 2017
Las herramientas de la luz...
El sol aún no había nacido cuando llegué a la pequeña y elegante
ciudad localizada en la falda de la montaña que abriga al monasterio.
Había aprovechado que un camión de entrega me llevara hasta allí y
vagaba sin rumbo por las calles estrechas y sinuosas, adornadas con un
bello piso de piedra. La humedad del rocío reflejaba la luz centelleante
del alumbrado de la ciudad, componiendo un bonito escenario. El ruido
de mis pasos maculaba el imperioso silencio en aquella hora de la
madrugada. Decidí arriesgar y caminé hasta el taller de Lorenzo, el
zapatero amante de los vinos y de los libros; los tintos y los de
filosofía eran sus preferidos. Remendar el cuero era su oficio; coser
ideas, su arte. La tienda del artesano era famosa por los horarios
improbables e inconstantes de funcionamiento. Cuando giré en la esquina,
a la distancia divisé su clásica bicicleta recostada en el poste.
Percibí que aquel sería un buen día. Fui recibido con la alegría
habitual y prontamente estábamos sentados con dos tazas humeantes de
café sobre el mostrador. Le dije que precisaba desahogarme y conversar
un poco, pues me veía ante una delicada situación: en un viaje reciente
a una gran metrópoli donde fui a acompañar al Viejo, como cariñosamente
llamábamos al monje más antiguo de la Orden, en un ciclo de
conferencias que él impartió dentro de una universidad, vi a la esposa
de un primo en una clara situción extraconyugal. Ella, al percibir que
yo había presenciado la escena, me buscó para que no revelase nada. Me
contó que era un caso antiguo y mal resuelto que necesitaba ser aclarado
dentro de ella. Adicionó que amaba a mi primo y que no quería destruir
la familia que había construído con él y con los dos hijos de la pareja.
Además dijo que al solucionar el enigma en su corazón estaría segura de
ser una esposa mucho mejor. Me pareció que hablaba con sinceridad. De
hecho, ella y mi primo, con los hijos, parecían formar una familia
feliz. No obstante, la omisión muchas veces es casi una mentira. Contar o
no contar, éste era mi dilema pues yo tenía un compromiso conmigo mismo
de ser siempre honesto, no abandonar la verdad y nunca distanciarme de
la buena moral.
domingo, 5 de marzo de 2017
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